Jugando, hizo caer la taza de arcilla que mi amiga de la infancia me había regalado, cuando fuimos chiquitas hacíamos vasijas de barro en la vereda de su casa en Malacatos. Inmediatamente subió al tercer piso donde yo estaba pintando para decirme lo que había pasado, para disculparse y para asegurarse de que este accidente no me cause tristeza. En un taller de modelado en arcilla decidió hacer una nueva taza para mí, para reponer aquella que en la mañana había roto sin querer. No podré tomar café en ella pero es hermosa. Hay muchas cosas detrás de todo esto, muchos triunfos en una taza de café.
miércoles, 26 de marzo de 2025
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