martes, 14 de abril de 2020

Vigésimo noveno día

Quiero oler a café, fue el resultado de un pequeño confinamiento que tuve que hacer en el 2003, no duró tanto tiempo como el de ahora, mi amigo Tomás Bucheli​ estuvo cerca, hicimos moldes de sus manos tan lindas y hábiles con las que entre otras bellezas él hace el origami más fino y la pintura más virtuosa, compuse una canción en homenaje al cuento "Carta a una señorita de París" de Julio Cortázar, y escribí cuentos para el señor cantor, establecí mi odio más firme a la leche, y releí los libros de la colección azul de mi mamá. Hoy sabemos que el confinamiento durará un mes más, no sé si es que soy menos productiva que hace 17 años, o que mi energía se canaliza de otra manera, tengo la suerte de tener un tema de estudio apasionante, el mismo cuento de Cortázar es parte, empiezo a esbozar el retrato para compensar una novena de limón para la señora bonita, y con los consejos que Eli me da puedo hacer brillar los ojos de la Sofi aún más. El agua limpia mis emociones, cuando ya no puedo más. 


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