A Sofía y Sebastián
Mientras más lloraba, más brillante se hacía esta gotita de lluvia, que se empeñaba en sacar un arcoíris del sol. Las nubes despiadadas formaban formas, llovían lluvias, y esta gotita de lluvia, transparente y mojada, sólo anhelaba color.
No quería llover-llorar sobre todos como las otras, quería un aro brillante pintado en el aire y una olla de oro colmada de chocolate.
Un agua-amarga inundó los cielos y ahí mientras más lloraba, esta gotita de lluvia se sumó al latido de una estrella y susurró al aguacero: me uno a vos ahora que el sol murmura.
No hubo pájaro en el cielo que deje de cantar arrullos a los colores nacientes. No hubo gotita de lluvia más feliz, mojada y transparente.
Vanessa Padilla
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