UNA MUJER, UN RÍO
Por Isabel Guaricela
Sus suaves curvas como el agua
Son ante los ojos del amante
Un velo la cubre trashumante
Para ocultar el secreto de sus días.
El agua de su río ha inundado
Los sedientos bordes de la fuente
Que en pequeñas gotas de agonía
Colmaron los delirios de ese amante.
Una mujer y un río se han fundido
En curvas, espuma y agua pura
En luz, sombra y amapolas
En vida, muerte y lejanía.
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