Por Isabel Albornoz
Mensaje
Estimada sombra del tiempo, ¿dónde estás, dónde te hallas?
Te escribo desde la lejanía de mi alma y las instancias cortas de mi futuro.
Siento la necesidad de cantar y caminar, porque eso era lo que movía mi alma y apaciguaba mis miedos, los temidos tambores del silencio y la oscuridad siempre martilleaban mi ser.
Siento la necesidad de andar lejos o de volar eternamente, sin embargo, decidí escribir porque a veces la voz se apaga y la mano en mi caso suele ser más despierta y más ansiosa por destellar versos, contrario a lo que mi voz quiere hacer.
El viento ha llevado mis pensamientos y recuerdos, la vida es un solsticio frío que apacigua el alma tiernamente y acurruca los sueños en una cama etérea.
¿Pero sabes? no tengo miedo de volar y volar lejos.
El sol se lleva mi último aliento y la luna me recibe en su celestial falda.
Ahora que todo parece ser sencillo y fugaz solo decirte que la vida es más que eso y nada más.
Sombra, tiempo ¿dónde están? no me abandonen en la oscuridad, igual no tengo miedo, las mariposas vuelan a mi alrededor y lo único que extrañaré son mis caminatas largas en aquellas calles donde la única compañía era mi silencio.
Pero ahora sólo ando a paso cauto y ligero, quiero andar y volar, pero creo que me sentaré en esta roca fría y áspera, contemplando cómo el día se vierte sobre esta aguas.
Mientras tanto espero este frío cautivo que se liberará de mi alma y elevará mi ser por siempre.
Adiós sombra, adiós tiempo, adiós luz, adiós oscuridad.
Receptor(Río)
El río como viejo compañero de andanzas del tiempo, es el único receptor,
sus frías aguas acarician un mensaje olvidado, protegiéndolo como tesoro eterno que trasciende el tiempo y la conciencia humana.
Procura mecerle por las cristalinas manos de su vida y lo golpea ligeramente hacia unas rocas amigas.
El río como viejo amigo y aliado del viento conoció esta alma olvidada que trascendió, porque en su etéreo movimiento él conoce en silencio a las almas navegantes, caminantes que transcurren por allí, y aunque la vida sigue y los años pasan, cambios y movimientos bailan.
El río se mantiene allí mirando como todo cambia, como se transforma, pero aún conserva con amor el único mensaje que recibió de un navegante más, un navegante de esta inesperada huida, de esta breve vida.
Emisor.
(descripción del río de este ser etéreo)
Solitario ser, nadie sabe más de él o de ella
Cuyo silencio se evidenciaba en su falta de habla y conversa, pero se comunicaba a través de la escritura y la naturaleza.
Cándido ser que se mueve por el aire y que acaricia con los pies el rocío y el río suave.
Tú eres la sombra que se mueve por esta vida.
Eres constante y solitaria alma que se mantiene cautiva.
Y ahora eres libre, después de escribir y testificar con calma y agonía afables palabras, que son como alas de tu eterno viaje a celestial cosmos donde hallarás otro río amigo sabio y sincero y que esta vez te ayudará en tu paso al perpetuo más allá.